Hay casos extraños en el fútbol, uno de ellos se está viviendo este verano en el Espanyol con el kafkiano caso de Tonny Vilhena. El extremo holandés, que fichó por el club blanquiazul el 13 de julio, está ahora a un paso de irse cedido a la Salernitana de la Serie A. El jugador, según adelantó el periodista italiano Gianluca di Marzo, solo está pendiente de pasar la revisión médica para sellar la operación. El equipo blanquiazul percibirá 300.000 euros y podría percibir 3,5 más, que es la tasación de la cláusula de compra, siempre y cuando se aplique en el futuro.
Esta noticia contradice directamente las palabras del CEO del Espanyol, Mao Ye, el pasado lunes después del homenaje a Dani Jarque, cuando comentó literalmente que “lo fichamos porque nos interesa deportivamente y para que nos dé rendimiento, debe coger la forma”. Apenas un día después, trasciende la operación que se está llevando a cabo con un futbolista que no ha jugado esta pretemporada y que se ha entrenado desde el comienzo al margen del grupo.
Vilhena llegó al club perico cedido hasta junio procedente del Krasnodar el pasado mes de enero. Aunque empezó como un tiro, marcó en su segundo partido en Bilbao, el jugador se fue diluyendo como el Espanyol de Vicente Moreno, pero en julio se decidió ejecutar la cláusula de compra de 2,5 millones, sumido el club ruso en las consecuencias de la guerra con Ucrania y las sanciones de la UEFA. El Espanyol declaró que negoció con el Krasnodar una compra a la baja y que posee el tránsfer, aunque esos problemas burocráticos reconocidos se han traducido en una cesión a otra entidad.
La marcha de Vilhena era una de las señaladas en rojo de puertas para adentro. El futbolista, que puede actuar de lateral, extremo e interior, había tenido ofertas de los Emiratos y de Qatar, incluso se había ofrecido a la liga portuguesa, pero finalmente Italia será su destino si no se tuerce nada a última hora.