1930, año que marcó un antes y después en el fútbol mundial. Hace 88 años el balón rodó por primera vez en una Copa del Mundo, la cual fue muy diferente a la que conocemos ahora. Uruguay, la sede, y 13 selecciones, fueron los partícipes de la primera fiesta del balompié.
En ese entonces, sin tanta infraestructura, el país sudamericano albergó el Mundial en Montevideo, con tres sedes: el Estadio Centenario, el Estadio Gran Parque Central y el Estadio Pocitos. La razón de la FIFA en seleccionar a los uruguayos como anfitriones fue porque eran los campeones olímpicos en ese entonces.
De esta forma, los invitados fueron ocho latinoamericanos y cuatro más europeos. Argentina, Bélgica, Bolivia, Brasil, Chile, Estados Unidos, Francia, México, Paraguay, Perú, Rumania, Yugoslavia y el anfitrión, dieron inicio a un torneo que ha hecho historia.
El formato del primer Mundial era muy diferente. En ese entonces se decidió que se conformaran cuatro grupos, uno de cuatro equipos y el resto de tres, de los cuales, únicamente calificaban los primeros lugares.
Así, Argentina goleó seis goles por uno a Estados Unidos en semifinales y los charrúas hicieron lo mismo con Yugoslavia, con idéntico marcador.
La primera final de los Mundiales
Argentinos y uruguayos protagonizaron la primera final de la Copa del Mundo en el mítico Estadio Centenario, que se llenó en su totalidad dos horas antes del arranque del encuentro.
Todo empezó viento en popa para los locales con la anotación de Pablo Dorado. Sin embargo, la albiceleste le dio la vuelta al encuentro con anotaciones de Carlos Peucelle y Guillermo Stábile.
Ya en la segunda parte, el júbilo de la afición contagió a los suyos y lograron revertir las cosas. José Pedro Cea empató y Victoriano Santos Iriarte le dio la ventaja momentánea a Uruguay. El encuentro llegaba a su fin cuando Héctor Castro anotó en los últimos minutos y consumó la victoria del combinado local.
La algarabía fue tanta que el día posterior, en Uruguay se declaró fiesta nacional. Como en todos los partidos, uno terminó perdiendo, y en este caso, la furia de los argentinos fue tanta que en Buenos Aires intentaron asaltar a la embajada uruguaya.
Así, con este fervor, inició la fiesta más grande del fútbol mundial.