Nuestra experta gastronómica Lelyl Oñoro continua su periplo por los restaurantes de moda en Dubái. En esta ocasión se ha acercado a Gate 32, un restaurante italiano con vistas espectaculares que en su Web se anuncia como un Italian Lounge moderno que mantiene sus sabores tradicionales mediterráneos.
En estos días tuvimos la oportunidad de ir a cenar a Gate 32, un restaurante ubicado en Podium 3 Central Park Towers DIFC. Si bien no es una de mis zonas favoritas, siempre me pierdo, debo reconocer que llegar a Gate 32 es muy fácil. Además, no hay problema para aparcar el coche, hay un parking en el sótano totalmente gratuito.
Desde el aparcamiento subimos directamente al restaurante. Lo primero que sorprende es su vista increíble al Burj Kalifa, que se puede apreciar desde todos los ángulos del restaurante. Como visito este restaurante en pleno verano, no hemos podido sentarnos en su espectacular terraza a la que, eso sí, salimos un rato para hacernos unas fotos. Sin lugar a duda, con mejores temperaturas, este lugar será uno de los más buscados en la ciudad.
El restaurante Gate 32
La decoración del restaurante es moderna y acogedora, con ventanales que de por sí decoran el ambiente con la fantástica vista que ofrece. Realmente no se necesita nada más. La música de fondo es agradable y permite tranquilamente a los comensales de mantener una tertulia sin tener que luchar con el nivel acústico.
Esta noche el menú se basaba en platos a base de trufas. Personalmente, me encantan las trufas y no dudé ni un instante en venir a deleitarme con uno de mis hongos preferidos. Se conocen unas treinta especies de trufas en Europa. No todas son comestibles y sólo unas pocas son realmente apreciadas en la cocina.
Las buenas trufas
Uno de los motivos principales por los que la trufa es tan cara es porque para que prolifere se tienen que dar unas condiciones muy concretas, tanto climatológicas como de terreno, lo que contribuye a su encarecimiento.
La trufa más cotizada es la comúnmente conocida como trufa blanca del Piemonte o Tartufo Bianco (Tuber Magnatum). La trufa negra o Tartufo Nero (Tuber Melanosporum), es la que algunos denominan el diamante negro de la cocina. La trufa de invierno (Tuber Brumale), es similar a la negra, pero algo menos cotizada en el mercado. Finalmente destaca entre este hongo la trufa de verano (Tuber Aestivum) que crece desde verano a otoño.
Primer plato
Para empezar el menú nos proponía un tartar de atún con semillas de sésamo tostadas en vinagre de miel y por supuesto el tartufo Nero. La segunda opción era huevos en salsa de Taleggio con trufas negras. El taleggio es un queso italiano cuyo nombre se deriva de la zona de origen, Val Taleggio. Honestamente, en este caso no me fue difícil decidirme pues el tartar es uno de mis platos preferidos y combinado con trufas negras, se anunciaba como un festín para mi paladar; el primer bocado fue un éxtasis papilar que saboreé con pasión. Los huevos, estaban también divinos, pero no tanto. Una excelente propuesta para aquellos que no les gusta el tartar.
Segundo plato
El segundo plato sugería dos opciones infaltables en la cocina italiana: un risotto de parmesano con gambas marinadas en hierbas y tartufo Nero y, como alternativa, pappardelle con mantequilla, queso pecorino y trufas negras. Me quedé con la segunda opción por la simple mezcla de ingredientes que me llamó la atención y tengo que decir que disfruté de una fiesta de sabores.
Tercer plato
Esta vez el menú nos ponía otra vez en el dilema. Mero en albaca, salsa de vino blanco y trufas negras o un triple AAA solomillo de ternera en salsa al whisky y trufas negras. Siendo sincera, estaba acompañando mi primer plato con una copa de un exquisito vino Sangiovese, con su delicado toque afrutado que no me sentí con ganas de cambiarlo por un vino blanco que combinara con el plato de mero, así que escogí el solomillo y no quedé desilusionada. La carne estaba al punto justo, jugosa y tierna y el toque de trufas negras le venía como anillo al dedo. Simplemente perfecta.
El postre
Llegamos al deseado postre. Admito que esperaba las famosas trufas de chocolate como toque final de este inigualable menú. Sin embargo, la propuesta era ricotta en una mousse de naranja. No por ser lo que no esperaba resultó decepcionante, todo lo contrario. Descubrí una combinación interesante que no hubiese imaginado.
La atención del personal fue siempre a la altura, muy profesionales, pendientes de cualquier cosa que pudiese faltar, tal como agua o una copa de vino a casi terminar.
Quizás, en mi opinión, el menú hubiese podido ofrecer la opción de maridar las copas de vino preseleccionadas para la ocasión.
Precio
Y venimos a un punto delicado, el precio del menú. Sinceramente el precio del menú no me pareció fuera de contexto, era 399 por persona, teniendo en cuenta la calidad del menú ofrecido. Lo encontré razonable.
Lo mejor y lo peor
Sin lugar a duda, Gate 32 es un lugar de tener en cuenta. Seguramente mi próxima visita será para degustar su business lunch y por qué no una de esas ¡noches de pizza que ofrecen! El restaurante promete. El menú es ingenioso, los platos no se presentan muy cargados, pero hay que tener en cuenta que son tres platos más el postre. Positivo: los sabores son buenos y también el servicio. En el lado negativo, DIFC que es un barrio que no me gusta mucho, porque siempre me pierdo, que es una lástima que la terraza no se pueda usar en verano y que los vinos no se ofrecen marinados con el menú.
Ubicación
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