Ir a Coya, ya sea para almorzar, cenar, o al fabuloso Brunch, es siempre una divina aventura de sabores. Todo un arco iris de sensaciones que están a la altura de uno de los más exigentes de los sentidos, el gusto.
Coya es uno de los restaurantes más conocidos de Dubái. Está situado en el hotel Four Seasons Resort, Jumeirah Beach, y es propiedad del mismo grupo al que pertenecen los famosos Zuma, La Petite Maison y Roca, en el Hotel MeliáMe.
Coya evoca una experiencia única para el paladar. Si te gusta experimentar la sensibilidad gustativa de la cocina, este es uno de los lugares que no te puedes perder en Dubái.
Fusiona, de manera estratégica, ingredientes de la alta cocina peruana con otras cocinas, china, japonesa y española, dando como resultado, sin lugar a dudas, una extraordinaria comida gourmet, que te deja un recuerdo sensorial único.
Hoy hablaré de mi visita a Coya para disfrutar de su exclusivo brunch.
En este menú te ofrecen una serie de aperitivos, dónde no podía faltar el maravilloso Guacamole. Es delicado, pero con personalidad, preparado in situ por el camarero, que va explicando los ingredientes y cómo lo va haciendo. Viene servido con exquisitas y crujientes tortillas.
El fantástico plato mixto de Ceviches, que en mi opinión es un festival para el cielo de la boca, te permite sentir sabores, picantes, semi dulces, suavemente amargos, que contrastan y se compaginan al mismo tiempo entre ellos de forma sutil.
Los anticuchos de pollo, hongos y carne con sus toques particulares, definiendo cada uno de ellos, de una manera inconfundible, permitiendo disfrutar de tres sabores inigualables del ají amarillo, ají panca y ají rocoto.
La ensalada de kale con queso manchego, goji, cranberries secas y el toque de nueces confitadas es toda una sorpresa. Las delicadas croquetas de Lubina, las empanadas de buey, los tacos de pollo destacan entre otros. Las entradas eran ilimitadas, para felicidad de mis hijos.
Las opciones de los platos principales eran igualmente variadas. Solo leyendo la descripción de estos ya la boca se hacía agua. Realmente fue una elección reñida y difícil.
Escogimos el pollo a la parrilla, preparado con ají panca y cilantro y las costillas de res con ají limo y miso, que como bien significa la palabra, es toda una fuente de sabor; simplemente un deleite absoluto. Como acompañantes, saboreamos una crema de maíz, riquísima y palitos de yuca frita con una salsa simplemente deliciosa.
Para cerrar nuestra experiencia gastronómica, no podía faltar el broche de oro: un plato con dulces mixtos que fue lo máximo. Los alfajores se deshacían en la boca, los churros de naranja con chocolate y dulce de leche, entre otros manjares, hicieron que tuviera que olvidar mi dieta durante un buen rato.
El servicio
Otro punto que me encanta de Coya es la calidad de la atención al cliente por parte de todo su equipo de trabajo. Su personal es muy profesional, atento y servicial. Debo enfatizar que fui con mis dos hijos, 11 años y 9 años, a veces ir con niños a ciertos lugares es un termómetro. Permite medir dicha calidad de servicio, el esmerarse en hacer sentir cómodo al cliente, la flexibilidad del equipo de trabajo de Coya se puso de manifiesto ante mi petición de cambiar de mesa cuando mi hija me dijo que tenía frío por el aire acondicionado e inmediatamente el personal se apresuró a darnos, no una, sino dos opciones para cambiarnos de lugar.
Se tomaron el tiempo necesario en explicarnos detenidamente cada plato, respondiendo cordialmente las preguntas de mis hijos acerca del menú. En todo momento, estuvimos atendidos magníficamente, no hubo que esperar por las bebidas o comidas, todo llegaba en el momento justo y preciso, el personal es ágil, dinámico, muy simpático. Para mí fue un placer ser atendida por personas latinoamericanas con las que formo de inmediato un nexo. En esa ocasión, gracias a la esmerada atención de Nicolás y Jonathan, ambos colombianos, nos trataron con ese toque tan especial latinoamericano, que lo hace sentir a uno como ¨en casa¨.
Decoración
Otro punto que cabe destacar de Coya, es el acogedor ambiente, la decoración es muy elegante y bonita, realzada por puntuales obras de arte, tendencialmente latinoamericanas, dónde la palabra perfecto lo dice todo. La música excelente, un buen repertorio, a un volumen que permitía disfrutarla al mismo tiempo que mantener una buena conversación.
En esta ocasión, como iba conduciendo, no pude degustar el fabuloso Pisco Sour, ni escoger un buen vino, de la fantástica selección de estos, que su carta de bebidas ofrece. Sin por supuesto obviar los magníficos cócteles y otros licores que se pueden disfrutar para completar un momento realmente especial.
Para disfrutar de Coya, hay que reservar con antelación, lo cual es un indicador favorable que el sitio mantiene un nivel y calidad indiscutible. Yo reservé con una semana de anticipo.
Lo no tan bueno
No es un restaurante barato. Al contrario, podemos decir que es caro. Aprovecha las ofertas como el brunch de fin de semana al que fui yo que me costó 409 AED y los niños hasta 12 años no pagan. Obviamente en el brunch no te encontrarás alguno de los platos de los que preparan con trufa, por ejemplo.
Si vas de menú, ten en cuenta que, además de caro, las raciones son pequeñas.
Y mejor vete en taxi porque, a no ser que te presentes con un Ferrari, te costará aparcar el coche en el parking o el valet parking y te tocará esperar para recogerlo. En mi caso, 40 minutos de espera.
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