Apenas lleva unos meses en el Real Madrid pero con sólo ese corto espacio de tiempo Antonio Rüdiger ha llamado la atención de la afición blanca. Entre otras razones, por su personalidad. La última prueba es la segunda parte de la entrevista que ha realizado el central madridista en la cadena alemana Sport1. Tras una primera entrega en la que desveló una jugosa anécdota con Carlo Ancelotti, en esta ofrece detalles reveladores sobre cómo entiende el fútbol, su oficio de central, sus trucos para ganar la batalla mental a los rivales y su visión crítica con la elección de Qatar como sede del Mundial…
Rüdiger asegura que buena parte de su éxito es aislarse de la presión externa y ser un poco cabezota. “Desde niño mis padres me llamaban ‘Guerrero’, porque si hay un muro, me chocaré contra él diez veces pero terminaré atravesándolo”, explica el zaguero. ¿Le gusta polarizar al mundo entre fans y haters? “No me hice futbolista profesional para ser amigo de todos. Sé que no puedo caerle bien a todo el mundo. Me gusta ser incómodo”.
-¿Su naturaleza impulsiva a veces le causa problemas?
-Ma pasó al inicio de mi carrera, me costó varias rojas en el Stuttgart. Mi familia me sacó de eso. Me querían mandar a hablar con alguien, pero es una manera errónea de acercarse a mí, no me gusta hablar con extraños sobre mis sentimientos. Ya he madurado mucho. Por mi edad y por mis hijos. Tengo más sentido de la responsabilidad.
-Aún queda algo del viejo Rüdiger, ¿no?
-Así soy. Me encanta y necesito hacer juegos mentales con mis rivales, también usar el trash talk. Es divertido. Me gusta analizar a mis rivales y pensar cómo reaccionarán si les provoco un poco. No es que los elija antes de los partidos, sucede de manera espontánea.
-¿Se ve un poco como un showman?
-¡Totalmente! Al final, el fútbol es entretenimiento. Y no me vas a ver regatear a cinco o seis como Vinicius. Yo lo hago de manera diferente.
-¿Está en el mejor momento de forma de su carrera?
-He alcanzado mi pico. Estoy realmente disfrutando esta fase. Puedo decir que me siento completo como futbolista.
-¿Siente la emoción del Mundial?
-Claro, es el objetivo. Pero veo otros países por delante en estos momentos. No me escondo y no voy a ir diciendo que somos los grandes favoritos. El papel de tapado puede no ser malo. Francia y Brasil tienen muy buenas individualidades. Están un poco por delante de nosotros. A Alemania lo que nos distingue es la cohesión. Si morimos, morimos todos en el campo. Esa mentalidad en el campo.
-¿Qué piensa de Qatar como sede del Mundial?
-Concedérselo no fue una decisión hecha para los fans y los jugadores. Se demostró que el dinero juega un papel crucial en el mundo del fútbol. Veo el debate sobre un boicot como algo que tienen que llevar a cabo las instituciones, no los jugadores. Por supuesto nosotros tenemos que tener una visión crítica y lo hemos hecho.
-¿Hasta cuándo se ve jugando?
-No sé si podré hasta los 40. Cuando Dios diga que se ha acabado, se ha acabado. Entonces podré dedicarme a mis negocios y a mí mismo. Espero una larga y exitosa carrera y después de eso, no creo que siga en el negocio del fútbol.
-¿Qué hará cuando deje el fútbol?
-Quiero volver a ser un niño y recuperar las cosas que no pude hacer. Ir al parque y divertirme. Nunca he estado en Disneyland porque mis padres no podían permitírselo, así que nunca se lo pedí. Un día les llevaré junto a mis hijos.