El Real Madrid empezó la temporada 2022-23 como acabó la 2021-22: ganando. En Helsinki se dio el gustazo de levantar el primero de los seis títulos que puede ganar esta temporada, la Supercopa de Europa, tras batir con cierta sencillez a un Eintracht de Frankfurt que dio problemas al principio, pero que se cayó tras el 1-0 de Alaba y que vio cómo en la segunda parte Benzema sentenciaba. Un duelo para el que Ancelotti seleccionó a los mismos once de la final de la Champions en París por entender que este partido era un anexo del curso pasado y que eran esos once los que merecían jugar en el Olímpico de Helsinki. Pero de Finlandia se fue el italiano dejando un aviso a navegantes: se viene un Madrid más coral.
“Los que no han jugado hoy lo harán próximamente. El domingo (ante el Almería, en el debut de Liga) refrescaré un poco el equipo”, comentó Carletto sobre el mismo césped de Helsinki, tras finalizar el partido; luego, en rueda de prensa, preguntado por si en un año con un Mundial de por medio tendría que rotar mucho más que el curso pasado, volvió a ser explícito: “Sí, este año vamos a rotar un poco más…”.
La pregunta es pertinente, pues el curso pasado el Real Madrid se distinguió por la escasa intervención de sus secundarios; el triplete (Supercopa de España, Liga y Champions) llegó con prácticamente 16 jugadores: los once de París más Lucas Vázquez, Nacho, Rodrygo, Asensio y Camavinga. Y dentro del equipo inicial tipo figuraron jugadores que rebasaban con mucho margen la treintena, como Benzema o Modric. Pero gracias a la dinámica ganadora y al plan de preparación física de Antonio Pintus, el equipo aguantó hasta el final en pie.
Esta temporada, el reto suma una dificultad añadida: el Mundial de Qatar, que se jugará entre noviembre y diciembre y que pondrá a los entrenadores en una tesitura nueva, la de recibir a sus futbolistas tras una cita con tanto desgaste y con media temporada aún por jugarse. Ancelotti se lo toma con filosofía, pero sabe que de enero en adelante llegarán sorpresas: “Será una temporada extraña, hasta que no empiece el Mundial no habrá muchos problemas. Tendremos que mirar cómo vuelven los jugadores del Mundial, esa es la duda de esta temporada. Antes, poco problema; después, ya veremos. Pueden venir cansados, normalmente tras un Mundial te vas de vacaciones; ellos vendrán en el momento más alto de la temporada”.
Rüdiger y Tchouameni, dos fichajes para competir
El club era consciente de esta situación y ha actuado en consecuencia en el mercado, reforzando la plantilla con perfiles de rendimiento inmediato, que deberían poner en aprietos a Ancelotti a la hora de confeccionar el once: Rüdiger, un central contrastadísimo y por el que se peleaba toda Europa, y Tchouameni, un mediocentro prometedor y de largo recorrido en el tiempo. A cambio, Carletto ha perdido jugadores que el curso pasado aportaron poco o muy poco, como son Marcelo (811 minutos), Jovic (549′), Isco (407′) y Bale (290′). Ha habido una purga en la competencia interna y los teóricos suplentes a día de hoy saben que llegarán oportunidades. Pero más les vale aprovecharlas.
Ahí entran Lucas Vázquez, Nacho y Rüdiger en defensa, con Vallejo como eslabón más débil, aunque acabó el curso pasado con buenas sensaciones y con Ancelotti alabando su actitud y reconociendo que merece más; Odriozola sabe que no cuenta y tiene hasta final de agosto para buscarse un destino; Camavinga, Tchouameni y Ceballos en el medio, eso si el sevillano no termina saliendo en lo que queda de agosto, pues sabe que aunque Carletto le valora, tendrá casi imposible ser titular; y Rodrygo, Asensio y Hazard en el ataque, en especial este último, para el que Ancelotti reserva un rol de improvisado delantero suplente con el que potenciar las cualidades que le quedan tras tres años de vacío; Mariano sabe también que si quiere jugar debe salir, sus agentes peinan el mercado buscando una oferta que le agrade. Hasta Lunin puede disfrutar de más minutos que el curso pasado, sabiendo siempre que tiene por delante a Courtois, el mejor portero del mundo, lo que le pone las cosas muy difíciles. Es una temporada de incógnitas que Carletto pretende resolver a base de rotaciones y confiando en que el fondo de armario le llevará al mismo lugar al que le llevaron sus titulares el curso pasado: hasta los títulos a final de temporada.