Todos los equipos tienen un talón de Aquiles, algo que se les atraganta y que les amarga la existencia. La rotura de ligamento cruzado es el de la Real Sociedad. La lesión más temida por cualquier jugador es fatal para todos los equipos, pero a algunos les afecta más. Y con el club donostiarra se está cebando. En la última década han sido ocho jugadores txuri-urdin los que se han roto el ligamento cruzado anterior de una de sus rodillas. Una cifra que es tremenda. Casi a lesión grave por temporada. El mal fario con esta lesión enorme en la Real. Con razón es el talón de Aquiles del equipo realista. Umar Sadiq es solo el último de una larga lista de jugadores con el cruzado afectado en la Real. La fatalidad no parece tener fin.
El caso que más se parece al del nigeriano es el de Esteban Granero. Llegó en los últimos días de mercado para sustituir a Illarramendi, que acababa de fichar por el Real Madrid el verano de 2013. El centrocampista de Pozuelo solo llevaba 53 minutos sobre el césped jugando con la Real, el día de su debut, cuando se rompió el cruzado en un partido de Champions ante el Shakhtar Donetsk en el estadio de Anoeta. La temporada siguiente fue Sergio Canales el que sufrió la temida lesión en un partido de infausto recuerdo en el Santiago Bernabéu. Era la tercera vez que el cántabro se rompía la rodilla.
Después, en 2016, en un partido en Granada Carlos Martínez también vio truncada su carrera por culpa de una lesión de cruzado. En su caso fue rotura parcial y no pasó por quirófano, pero ya no volvió a ser el mismo. Dos años después sucedió uno de los casos que más estremeció a la afición de la Real. En 2018, cuando Martin Merquelanz debutaba en Primera tras bastante tiempo destacando en la cantera, ocurrió el fatal desenlace. Llevaba seis minutos de juego sobre el césped de Ipurua y cayó lesionado gravemente. Se perdió toda la temporada, como Granero. Llegó 2020 y otro canterano sufrió la amargura de una rotura del cruzado. Fue Alex Sola, ahora en el primer equipo txuri-urdin, el que se lesionó de gravedad cuando estaba cedido en el Numancia, haciendo una gran temporada.
Y así llegamos al último año en el que la Real ha perdido a tres de sus jugadores de ataque más importantes. En apenas un año, el equipo de Imanol ha sufrido hasta tres roturas del cruzado. Tremendo. En el verano de 2021, en plena pretemporada se rompía Carlos Fernández, un jugador por el que se habían pagado diez millones de euros al Sevilla. Apenas se había disfrutado de su juego. Se perdió toda la temporada pasada y todavía no ha podido jugar un partido oficial desde que cayó lesionado, porque unas molestias musculares derivadas de su inactividad me tienen parado desde antes del inicio de liga, cuando ya estaba entrenando con normalidad con el equipo. Después, en marzo de este año se rompió el cruzado el alma de esta Real, Mikel Oyarzabal, una lesión que dejó en sock a toda la afición realista. Se cumplen ahora seis meses de recuperación, va por buen camino, pero aún le queda, porque apenas acaba de comenzar a tocar balón en solitario. Y el último en caer Umar Sadiq, que viendo el panorama sabe bien que tiene casi imposible jugar algo esta temporada, por mucho que en abril se cumplan ocho meses y pueda tener alguna posibilidad de reengancharse en el tramo final, gracias al paron por el Mundial de Qatar.