Ceballos está siendo la sensación del Real Madrid en verano. “Bendita y dichosa”, pensará Ancelotti. Si el puzle del centro del campo no pintaba ya suficientemente complicado con seis piezas, ha aparecido una séptima con duende utrerano. Ceballos es un terremoto de actitud, el perfecto reflejo de que no hay mejor manera de tirar una puerta que llamar -insistentemente- con fuerza. Pedir perdón antes que permiso. Su fórmula es sudor, trabajo y rendimiento; una receta que tiende a perfecta con poco ruido. La temporada pasada fue el segundo jugador con menos minutos de toda la plantilla (338′, sólo Bale jugó menos, con 290′). Sin hueco, la lógica humana invitaría a cualquiera a desmotivarse, bajar los brazos, incluso buscar una salida. No es el caso de Ceballos, cuyo depósito de confianza está tan lleno, que sigue confiando en su fútbol para demostrar que vale. Que puede jugar en el Real Madrid.
Como contó AS, en el vestuario deslumbra su profesionalidad. Y Ancelotti es quien más aplaude su actitud. De hecho, la confianza del italiano en él es tal, que le ha hecho dudar. Ceballos, hace algunos meses, sondeaba el mercado -resignado- en busca de nuevos destinos por un motivo: el Mundial de Qatar 2022. Cree que con minutos puede lucirse y con brillo, convencer a Luis Enrique. Pero todo pasa por jugar; y creía que en el Madrid, desafortunadamente, no lo iba a hacer. Hasta que tuvo una conversación personal con Ancelotti, cara a cara, en la que el técnico le prometió participaciones: alegó que, al haber seis competiciones, el calendario va a ser ingente y se le abrirán puertas. Es por eso que, a día de hoy, parece más que dispuesto a quedarse y no sólo aceptar ‘lo que le caiga’, sino además demostrar que puede escalar en la jerarquía y dejar de ser ‘el séptimo centrocampista’. Ganarse minutos sentando a quien haga falta.
Sin renovación
El sevillano tiene contrato hasta 2023 (esta temporada) y el club de momento no le ha puesto sobre la mesa ninguna oferta de renovación. Tampoco tiene propuestas ‘apetecibles’; aunque estas podrían llegar (hasta el 1 de septiembre ‘todo es toro’). De hecho, el interés del Betis es latente. Pero el ruido es para otros. Él se dedica a aprovechar lo que juega, exprimir al máximo cada minuto, incluso aunque sean de partidos amistosos. Fue el caso del Clásico de Las Vegas, donde Ancelotti le dio entrada para jugar 20′ en la banda izquierda. Lejos de reproches o malas caras, asumió su rol y se puso el mono de trabajo, galopando la banda como si fuese un partido de Champions, ayudando a Mendy a frenar a Dembélé, internándose para echar una mano a la CMK y llegando al área (tuvo un balón muerto en la frontal para buscar su gol, pero pecó de solidario buscando el pase y le achicaron espacios). Sorprendió, jugando una marcha por encima del resto. Siendo de los más aplaudidos.
No fue un espejismo; San Francisco lo confirmó. Ante el América jugó toda la segunda parte y ya como mediocentro; el ‘desplazado’ fue Valverde, que volvió a la banda derecha, donde la pasada temporada jugó veladas importantes (la final de Champions, sin ir más lejos). Ceballos compartió sala de máquinas con Tchouameni y Camavinga. Y de los tres, fue el mejor. Porque con permiso de Benzema y Courtois (heroicos en sus primeros días de trabajo), está siendo el jugador que más está sobresaliendo en toda la gira norteamericana. Y eso son palabras mayores. La madrugada del domingo, ante la Juventus (04:00 horas, franja peninsular), no será titular, ya que Ancelotti confirmó que ese partido lo jugarán los titulares de la Supercopa de Europa y, de momento, esa puerta es de acero. Pero puede tener minutos en la segunda parte. Otra oportunidad para confirmar que está para quedarse. Para trabajar y demostrar.
La lesión de su vida
La vida le cambió con aquella lesión en los Juegos Olímpicos de Tokio: forzó para poder jugar la fase eliminatoria, lo que destrozó su tobillo izquierdo. Tenía un fuerte esguince y, al no reposar, acabó sufriendo una rotura completa de dos ligamentos. Resumen: 167 días parado, de julio a diciembre. Cuando volvió había perdido todo el ritmo. Pero se remangó y lo recuperó. El propio Ancelotti reconoció en rueda de prensa la incomodidad que le producía verle entrenar tan duro y luego no poder ponerlo el fin de semana: “Me molesta estar dándole tan pocos minutos, me pone triste, porque se merece más”. Ceballos, pese a todo, no pone malas caras. No las pondrá. Empezó la pretemporada como el séptimo centrocampista del equipo en jerarquía y, lejos de venirse abajo, está utilizando esa etiqueta como una motivación extra. Sudó durante sus vacaciones para llegar al 200% y brillar… como lo está haciendo en Estados Unidos. De momento, el rey del verano.