Una mala noche… y todo cuesta arriba. Camavinga resbaló cuando menos tocaba y se ha metido en un lío. Todo le soplaba a favor: Deschamps lo llamó este parón, el último antes del Mundial, lo que tradujo como una señal de que tenía serias opciones de ir a Qatar (hasta ahora estaba en la dinámica de la Sub-21; este ha sido su gran salto con los mayores). No jugó ante Austria, pero sí frente a Dinamarca. Y salió muy mal parado. La prensa francesa, casi al unísono, suspendió su partido, señalando que se le vio descolocado, errático y nervioso. Lo quitaron al descanso; desastre. Y Deschamps le dio un tirón de orejas en sala de prensa: “Ha hecho cosas que no quiero volver a ver”. Tocado.
Pero no hundido. ¿Y ahora qué? A Camavinga se le ha acabado la baraja principal: no le quedan partidos con Francia y cuando le han dado la oportunidad, ha dejado un sabor de boca muy amargo. Así que sólo le queda una carta: romperla en el Madrid los dos meses que quedan. En total, 12 partidos. El billete está entre él, Guendouzi (titular con el Marsella) y Fofana (antónimo a Camavinga: precisamente se ha salido este parón). Ancelotti le está dando oportunidades: ha jugado en los nueve partidos que van de temporada regular; cuatro como titular y cinco saliendo desde el banquillo. Siempre juega y va a seguir haciéndolo. Así que todo está en su mano; en demostrarle a Deschamps, desde la distancia, que lo de este parón ha sido un traspiés. Un paréntesis.
Con Pogba en el alambre
De no llegar la estrella de la Juventus, sus opciones crecerían un poco más. Y, tal y como ha ido contando AS, las sensaciones en torno a Paul son más pesimistas que optimistas. Primeramente, por su salud: sufrió una lesión en el menisco y, según Allegri, se le espera de vuelta para enero. Así que verle en noviembre suena a utopía. Pero oficialmente no está descartado. Aunque luego hay otro tema: el ‘Pogba-Gate’. El gran escándalo de los Bleus en los últimos meses, con el centrocampista empapado por un diluvio de acusaciones por, supuestamente, contratar a un brujo para lesionar a Mbappé.
Nada es en firme aún y eso, precisamente, calienta la hoguera. La versión del futbolista es que lo contrató exclusivamente para rogar apoyo a una fundación por los niños de África. Su hermano mayor, Mathias, de 32 años, apuntó justo lo contrario, que durante muchos años acudió a la hechicería para jugar a su favor en lo deportivo y, además, señaló en un vídeo de redes sociales que tiene pruebas de ello… sin enseñarlas. Pero Paul, al margen en la medida de lo posible, apuntó que su hermano habla condicionado por una extorsión. Según la prensa francesa, Paul Pogba habría pagado ya 100.000 euros, como adelanto y para no hacer más ruido, a quienes le estarían extorsionando y pidiendo 13 millones. Mbappé ha hablado con los dos y, tras escucharles, ha decidido ‘creer’ a su compañero por el bien de la selección.
Camavinga navega al margen de esta turbia corriente, pero sabedor de que las olas le empujan a la orilla. Que no debe meterse en fangos ajenos; lo suyo es trabajar en silencio y hablar el idioma del fútbol. Ir escalando poco a poco, como está haciendo. Deschamps lo hizo debutar con la absoluta el 8 de septiembre de 2020, convirtiéndolo en el jugador más joven en jugar con la selección francesa en este siglo (17 años, 9 meses y 29 días) y en el más precoz desde 1945, superando a Maryan Wisniewski, que se estrenó con 18 años y 2 días, allá por 1995. Pero fue un espejismo.
Porque Camavinga pasó de la presentación oficial al ostracismo. Era tan joven, que la Federación consideró que necesitaba más rodaje para dar el salto y, tras sólo tres partidos (dos oficiales y un amistoso), lo devolvió a la dinámica de la Sub-21. Hasta hoy. Hasta este parón. Deschamps, sin Pogba y con el volante madurando en el Real Madrid, lo ha llamado. Camavinga llevaba meses esperando este momento, su regreso a la absoluta. Y que haya llegado justo en el último parón antes del Mundial lo traduce como una señal de que sí, tiene serias opciones. Que está ahí: bien dentro de la lista o bien a las puertas. Que su sueño, estar en Qatar 2022, está vivo. Y sabe que le queda una carta.
Golden Boy
Es la ilusión de un chico de sólo 19 años que encara uno de los momentos más mágicos de su vida. Tras levantar la Decimocuarta, su primera Champions, sabe que el sendero de títulos no ha acabado. Porque es el gran favorito al Golden Boy, trofeo individual que entrega la revista Tuttosport cada año al mejor jugador europeo menor de 21 años. Nunca lo ha ganado un jugador del Real Madrid. Pero Camavinga, a día de hoy, es el gran favorito, pues como también desglosó AS, aunque en las votaciones populares vaya segundo, el viento de las redacciones sopla a su favor. Sería la recompensa a su Big Bang.
Sin ser titular en el equipo de Ancelotti, se ha asentado como el talento llamado a dar relevo en el medio plazo. Ha convencido a la afición y a Ancelotti. Y el técnico, consciente de que sentar a Kroos o Modric es casi una utopía (ambos acaban contrato este verano), le está abriendo la puerta todo lo posible. “Está encantado, es muy feliz. Y si quieres ser el mejor jugador del mundo o uno de los mejores, lo mejor que puedes hacer es jugar en el Real Madrid”, dijo Jonathan Barnett hace escasos días. Su representado sigue trabajando en silencio. Y soñando con Qatar.