Lucas Vázquez (Curtis, 1 de julio de 1991) disfruta de su madurez futbolística y personal en el proyecto triunfal de Carlo Ancelotti. El coruñés es extremo derecho, pero de lateral se siente cada vez mejor.
―El viernes pasado cumplió 31 años. Tiene una edad que en otros tiempos a uno le invitaba a pensar que le quedaba poco en esto del fútbol. Pero entre el físico que usted tiene y lo que estamos viendo hoy día, puede tener mucha carrera por delante. ¿Qué planes tiene para el futuro? ¿Por qué ha cambiado tanto esto?
―Ha cambiado la mentalidad de la gente y del fútbol. Los jugadores tenemos más medios para cuidarnos que antes. Hay mayor conocimiento de la preparación física a largo plazo. En mi cabeza está jugar muchos años al fútbol y disfrutar de este deporte de la mejor manera.
―Dígame, ¿cuál es la importancia del preparador físico? ¿Pintus es de los que les da mucha caña o realmente uno se da cuenta de que ese trabajo es necesario para mejorar la preparación y preservar una carrera profesional a largo plazo?
―La figura de Pintus es muy importante. Sobre todo en pretemporada, cuando toca trabajar más de lo normal. Durante el curso, teniendo un partido cada dos o tres días, es más difícil trabajar. La parte individual del jugador es lo que hace la diferencia, la voluntad de querer o no querer…
―La temporada pasada jugó 41 partidos, muchos en los tramos decisivos. Antes parecía que si el jugador no era titular, entonces no era importante. Ahora eso ha cambiado y uno debe saber lo que vale dentro de la plantilla aunque no esté en el once tipo.
―Al final es eso, saber aprovechar los minutos. Lo importante es aportar al equipo. Es entendible que todos queremos ser titulares, pero cuando no toca hay que dar el callo desde el banquillo. En mi cabeza está el jugar el máximo número de partidos de inicio y mejorar cada año esa cifra.
―¿Su jerarquía ha superado las expectativas de cuando llegó aquí en 2015?
―Cuando volví era un chaval. Volvía de un año en Primera en el Espanyol, de una grandísima oportunidad allí después de salir bien del Castilla. Al regresar tenía en mi cabeza estar en el Madrid muchos años y trabajar para conseguirlo. Estoy muy feliz por esta etapa que llevo aquí. Espero seguir muchos años.
―Está cerca de alcanzar los 300 partidos de blanco. Número de espartano…
―Lucharemos para que sean más, pero son cifras significativas del trabajo de todos estos años. Muy feliz.
―Ha tenido a Benítez, Zidane, Lopetegui, Solari, otra vez a Zidane y, ahora, Ancelotti. A un jugador, ¿cómo le influye el papel del entrenador? ¿Es por confianza o uno se lo gana?
―Cada técnico tiene su manera de entrenar y entender el fútbol, el perfil de jugador que les gusta… Pero la única forma de llegar a estar bien y ser resolutivo en el campo es a través del trabajo diario, demostrar cada día que estás preparado para jugar en el Real Madrid. Eso es lo que yo intento hacer: luchar por conseguir minutos y convencer a los entrenadores para que me den su confianza y esa confianza haga que mi fútbol sea mejor cada día.
―¿Disfruta igual de lateral o prefiere ser extremo derecho?
―Voy a serle sincero. Desde pequeño siempre he tenido en mi cabeza atacar y jugar de extremo. Y meter goles. Cuando al principio me ponían de lateral no estaba del todo contento, no disfrutaba. Pero ahora llevo un año y medio jugando ahí y cada partido me encuentro más cómodo, me encuentro mejor. Ahora estoy disfrutando muchísimo de lateral. Cada partido disfruto jugando ahí. Mi objetivo es hacerlo mejor cada partido, sacar buena nota y convertirme en un jugador importante en esa posición.
―Yo me quedo con la última media hora suya contra el PSG. Mbappé tuvo dos arrancadas, una que le frenó y otra que le aguantó por la derecha. Él le hizo dos amagos y perdió el balón. ¿Ese día notó que tenía los conceptos defensivos totalmente adquiridos?
―Eso quizás sea un reflejo en un partido muy importante para el equipo. Pero es el resumen de todo lo que he trabajado y aprendido durante el año y medio que llevo jugando ahí. Ese era un momento especial, contra el PSG, en una remontada épica en el Bernabéu. Esos conceptos defensivos los tengo cada vez más adaptados a mi juego y me encuentro cada día más cómodo ahí, en el lateral.
―Ancelotti tiene un currículum brutal, posiblemente el mejor del mundo, y otros entrenadores se darían mucha importancia. ¿Cuál es el secreto de Carlo para que todos, incluidos los que juegan menos, estén contentos y remen en la misma dirección con él?
―Voy a ser directo. Su secreto es que es buena persona, tiene muy buen corazón. Es su mayor secreto.
―En esta Champions nadie contaba con el Madrid y fueron cayendo todos: PSG, Chelsea, City, Liverpool… ¿Cómo eran las conversaciones en el vestuario? ¿Qué pasó?
―Ha sido una Champions de locura. El secreto es el sentimiento del Madrid: el nunca rendirse, creer hasta el final, luchar todos en la misma dirección… Suenan a tópicos, pero es lo que pasó. Hubo momentos de las eliminatorias en los que estábamos totalmente fuera, pero hubo situaciones clave, por la magia del Bernabéu o por jugar ante nuestro público, que estuvimos muy bien. Todos los jugadores creían en las posibilidades del colectivo e hicimos posible jugar la final. La Decimocuarta ha sido una Champions muy especial para todos.
―Salvo quizás la Décima, por lo que supuso y más ante el Atleti, si al madridista se le da ahora a elegir, esta Champions no la cambia por nada.
―El camino hacia la final de París es difícil de mejorar a nivel emocional. Una locura. Jugar los partidos de vuelta en el Bernabéu contra esos grandes equipos hacía todo muy bonito para nosotros, para el madridismo, para todos.
―¿Ustedes ven la duda en la cara de los rivales?
―Más que los rivales es algo de nosotros. El saber que en cualquier momento podemos darle la vuelta, que podemos tener una acción clara de gol. Sabemos que el público está ahí animando y es importantísimo para nosotros. Cuando estamos un poco más débiles mentalmente, ellos nos empujan. Se crea una magia y una atmósfera que hace que haya pasado lo que pasó.
―Siempre hay quien dice que el Madrid tiene mucha suerte. ¿Por qué esa manía de algunos de no reconocerle al Madrid sus méritos futbolísticos?
―A los campeones siempre se les discute. A todos los clubes les gustaría tener 14 Copas de Europa como nosotros y haber ganado esta Champions. El hecho de haber ganado tantas en los últimos años hace que haya gente que quiera discutirnos algo del mérito, pero creo que a nivel de títulos no se nos puede discutir nada.
―En Barcelona están instalados en el debate del estilo. Ellos sostienen que el Madrid gana, pero jugando mal…
―El jugar bien es muy matizable. Jugar bien también es defender bien, hacer buenas contras, rematar bien, estar concentrado, tener carácter ante las remontadas… Hay diferentes estilos, totalmente respetables todos, pero lo que nos gusta es ganar por encima de todo. Esta temporada hemos ganado Champions, Liga y Supercopa de España. Tres títulos tan importantes no se ganan jugando mal. Al final volvemos a lo mismo, es discutir por discutir a los que hemos sido claramente campeones.
―¿Le sorprendió lo de Mbappé y su rechazo final? ¿Cómo lo ve desde fuera? ¿Cree que se arrepentirá Kylian?
―Fue todo un proceso bastante complicado, sobre todo para él, que ha aguantado muchas presiones. No sé lo que habrá pasado. Hay que respetar su decisión. Espero que sea muy feliz y que podamos disfrutar durante muchos años porque Mbappé es un jugadorazo.
―En el equipo tienen a dos veteranos, Modric, con 36 años, y Benzema, con 34. Dos capitanes y con un rendimiento indiscutible. ¿Cree que a los jóvenes que van llegando les arrastra el ver que los dos más veteranos no están ahí por quiénes son y por su nombre, sino por su rendimiento?
―La palabra es ejemplo. Son jugadores que, con 34 años Karim y 36 años Luka, son los que más corren en los partidos. Son jugadores importantísimos para nosotros. ¡Quién diría que Luka iba a jugar con 36 años en el centro del campo de titular todos los partidos! ¡Que Benzema iba a ser el 9 del Real Madrid, el pichichi de la Liga, marcando 44 goles esta temporada con 34 años! Eso hace ver que el fútbol ha cambiado, que los jugadores cada vez se cuidan más, son más profesionales. Son un ejemplo para todo el mundo. Modric es mejor ahora con 36 que cuando yo llegué y él tenía 29. Karim igual: es mejor jugador ahora que hace siete años. He visto su evolución y he podido disfrutar de su fútbol. Es algo maravilloso. Son dos ejemplos, no solo para la gente del Madrid, sino para el fútbol mundial.
―Usted es junto a Nacho y Carvajal uno de esos ‘canteranos ejemplares’, los únicos tres que hay en esta plantilla. Son muy buenos canteranos y han echado semilla en el club. Pero parece que en los últimos años ya no llegan chavales. ¿Es falta de talento? ¿Es cuestión generacional? ¿Falta paciencia? Antes siempre había un par de jugadores del Castilla a los que se veía con posibilidades de llegar al primer equipo. Ahora cuesta verlos. ¿Cómo ve, como canterano sentido, este tema?
―De la cantera del Madrid no se puede dudar. Es una Fábrica de hacer jugadores buenos. Para llegar al primer equipo son momentos, son circunstancias. Pero nadie puede dudar de la cantera. Todos los años salen jugadores a Primera y Segunda división. Ahora mismo hay jugadores muy buenos en el Castilla y en el Juvenil A. Es cuestión de darles la oportunidad. Seguro que de aquí a poco van a salir jugadores muy buenos.
―Esta temporada hay seis títulos en juego. Un reto. ¿Se puede ir a por el Sextete?
―Sí, se puede porque los vamos a trabajar todos y a jugar todos. Nuestra exigencia siempre es ganar todo. Desde el trabajo, desde la lucha y desde la humildad, ir a por todos los títulos, empezando por el 10 de agosto la Supercopa de Europa contra el Eintracht de Frankfurt. Daremos todo por conseguir esos seis títulos.
―Hay madridistas que ya tienen apuntada la final de Estambul de 2023 y hablan de la Decimoquinta. ¿Comparten esa mentalidad optimista?
―Es que esa tiene que ser la mentalidad. Nosotros sabemos que la exigencia del Real Madrid es ganar todos los años todos los títulos posibles. Nosotros somos conscientes de ello. Sabemos que haber ganado la 14 es un hecho fantástico. Hemos disfrutado de ello, lo hemos celebrado a tope y ha sido maravilloso. Pero ahora, desde que empecemos la pretemporada, ya está en nuestra cabeza ganar la Supercopa de Europa, la Liga, la Champions, la Supercopa de España, el Mundial de Clubes, la Copa del Rey… Todo.
―Quiero que recuerde el momento del primer penalti en Milán, en la final de la Undécima. ¿Pidió usted tirarlo primero? Y esos malabarismos que iba haciendo con el balón, ¿eran una táctica para hacer creer que usted iba tranquilo? Esa imagen suya es icónica…
―Sí, totalmente. Quedó bonito [risas]. En el partido me había encontrado bien: los últimos 20 minutos del partido, la prórroga… Me había encontrado bien, estaba con confianza y cuando llegamos a los penaltis pedí tirar uno y al final me tocó el primero. Perfecto. Lo tiré, lo metí y ganamos la Champions. Salió todo a pedir de boca. Lo de los malabares fue algo que me salió en el acto. Ni lo había pensado ni era muy consciente de lo que hacía.
―Usted jugó el Mundial de Rusia en 2018. ¿Ve cerrada la puerta de la Selección después de tanto tiempo sin ir o es de los que tiene la puerta abierta mentalmente? A Luis Enrique les gustan los futbolistas que presionan mucho, como usted. ¿Se ve todavía con opciones de ir a Qatar o está muy complicado?
―Yo creo que sí que tengo opciones. En su trayectoria como seleccionador Luis Enrique ha abierto la puerta a todos los jugadores. Disputar ese Mundial es un objetivo que tengo en la cabeza y voy a trabajar y darlo todo de aquí a noviembre para intentar estar en esa lista.
―Está viendo crecer un Bernabéu que impresiona. Eso también es un estímulo.
―Sí. Va a ser algo espectacular. El día que esté acabado el Bernabéu va a ser algo increíble. Tenemos muchas ganas de poder jugar en él y disfrutar de muchos años con nuestra afición ahí en la grada.
―¿Qué ilusiones le quedan en esto del fútbol? ¿Le llena la vida de futbolista?
―Lo que pienso todos los años es resetearme, motivarme de nuevo para volver a conseguir todo, ser cada día mejor futbolista, intentar mejorar en los aspectos de mi fútbol que sean más débiles. La vida de futbolista me llena totalmente. Somos afortunados, por lo menos yo me considero así. Me dedico a lo que llevo jugando desde que tengo tres o cuatro años. Me encanta el fútbol, me encanta entrenar, jugar, ver fútbol… Creo que estoy siendo un privilegiado en mi vida y entreno para que esto dure muchos años más.
―Al final de este trayecto, ¿se ve más de entrenador o de ejecutivo en una oficina? ¿Le motiva seguir en este mundo?
―Me motiva seguir en el fútbol, no sé en qué tipo de figura, pero sí me gustaría seguir ligado al fútbol y poder disfrutar del fútbol durante toda mi vida.
―Espero que para entonces tenga otras cuatro o cinco Champions más y podamos celebrarlas juntos.
―Ojalá (risas).