Mateo Kovacic tiene el partido ante el Salzburgo de la quinta jornada de la Champions League subrayado en rojo en su calendario particular. Porque a pesar de jugar para la selección croata nació en la localidad austriaca de Linz, a tan solo una hora del césped del Red Bull Arena, el estadio donde los blues pueden sellar su billete a octavos de final. Lo harán con una victoria,o incluso un empate, si el Milan, al que viene de ganar por partida doble, saca los tres puntos en Zagreb.
Y también porque llega el mejor momento de la temporada. El ‘8′ está siendo una bendición para Graham Potter. Su entrada a los 36 minutos de partido frente al Manchester United cambió el devenir del mismo para el Chelsea por su dinamismo y lectura del juego. El croata, que arrastra unos problemas de rodilla que no le han permitido jugar hasta la fecha todo lo que él y el entrenador hubieran querido, recobra la confianza justo en el mejor momento para Graham Potter. Con Kanté K.O. y Jorginho pensando su futuro, el exmadridista es casi la única certeza en los planes tanto de presente como de futuro del nuevo técnico. Casi su sostén, en un sistema con suma importancia de la sala de máquinas.
De ahí que, según afirma el medio británico Evening Standard, haya “un deseo de comenzar las conversaciones sobre un nuevo contrato el próximo año después de la Copa del Mundo”. Y es que la vinculación del exmadridista expira en 2024. “Kovacic estaría abierto a discutir un nuevo contrato, ya que se ha sentido cómodo en el oeste de Londres tanto fuera como dentro del campo, casándose con su pareja de toda la vida y teniendo su primer hijo”, añade el periodista Nizaar Kinsella.