Bélgica se presenta en el Mundial de Qatar con la sensación de que puede ser el último Mundial de la generación más grande de su historia. Jugadores como Courtois, Alderweireld, Meunier, Witsel, De Bruyne o Eden Hazard ya superan la treintena. “Esta generación se merece un título. No es que lo necesite para que se les recuerde para siempre, pero se lo merece. Les daría un poco más de brillo a un legado que va a cambiar el fútbol belga para los próximos veinte años”, dice el técnico de Balaguer.
En el Informe+ que presenta Movistar sobre su figura, Roberto Martínez explica que lo que ha logrado esta generación (casi cuatro años como número 1 del ránking FIFA y tercero en el Mundial de Rusia) ya ha cambiado el fútbol belga. Los ingresos por sus grandes resultados le ha permitido a la Federación construir una ciudad deportiva acorde al nivel de la plantilla, ya que antes tenían que entrenar en las instalaciones del Anderlecht y concentrarse en el hotel del aeropuerto.
La ciudad deportiva se construyó en Tubize con un motivo. Esta localidad es fronteriza entre las dos grandes regiones del país, Valonia y Flandes. De esta forma, ningún jugador se siente discriminado. Esta división del país es uno de los retos que afronta Roberto Martínez, pero dice que el hecho de ser español y, por tanto, neutral, le facilita mucho las cosas.
El seleccionador belga aún no piensa en el futuro, si volverá a entrenar a un club o continuará en Bélgica, porque avisa de que después del Mundial se sentará con la Federación y harán una valoración de lo sucedido. A Roberto Martínez se le guarda un gran recuerdo en la Premier por sus años como técnico del Swansea, el Wigan y el Everton, pero nunca ha entrenado en España.