España, no sin dificultades, consiguió meterse en la Final Four de la Liga de Naciones y asoma algo la cabeza por encima un pelotón de gigantes europeos en crisis. Francia, Inglaterra y Alemania naufragaron, mientras que en Sudamérica, Argentina y Brasil siguen firmes y eufóricas soñando con Qatar.
Francia: terreno resbaladizo para Deschamps
L’Equipe describía en su primera página muy claramente la situación de Les Bleus. Francia se mueve por un “terreno resbaladizo” después de una Liga de Naciones desesperante. Deschamps se agarra a la cascada de lesiones como excusa. Hasta 14 de los futbolistas que suelen entrar en sus listas han tenido problemas en este receso de septiembre. Pero no es menos cierto que entre dudas con el sistema y la incesante aparición de problemas extradeportivos, los nervios también se dejan ver en un siempre cuestionado seleccionador. Sorprendía a propios y a extraños pidiendo descanso para que Mbappé llegara fresco. Como si sólo él se jugara algo en estas semanas. Además, apremió a Pogba. El nuevo jugador de la Juventus se operó en septiembre y debía volver a mitad de noviembre. Al poco de sembrar esas dudas sobre él, expresadas en voz alta por el seleccionador, desde Italia se informa que Pogba viene recortando plazos. Habrá que ver después, qué nivel físico alcanza y en qué queda el turbio asunto de su hermano junto la ya famosa contratación de un brujo. A menos de dos meses de una gran cita, la lista de Deschamps solía estar ya completamente clara. Esta vez entre lesiones, bajo rendimiento y dudas, está lejos de obtener una rápida solución.
Alemania: pies de barro y contagio por la crisis del Bayern
Las preocupaciones de Flick han aumentado si cabe en este parón. Un partido ganado de los últimos siete, aquel 5-2 sobre una Italia experimental. Al técnico le abruman los problemas defensivos y la falta de un nueve de área. Flick se cansa de defender a Werner, pero el equipo se le deshace por los pies. La línea formada por Kehrer, Süle, Schlotterbeck y Raum hizo aguas contra Inglaterra. Además, la crisis del Bayern se ha trasladado al combinado nacional. Hasta Kimmich está en el ojo del huracán. Lahm, su predecesor, reconocía que la obsesión de estar en todas partes al final le inclina a no estar en ninguna. En el Bayern le piden una mayor consistencia defensiva y orden. Flick, a siete semanas de la Copa del Mundo, no ha encontrado la armonía entre su arsenal ofensivo y su línea de sostén. La debilidad es tan manifiesta que el seleccionador ya está pensando en el retorno de Hummels.
Portugal: el batacazo de Braga dejará cicatrices
Fernando Santos no ha sido nunca muy popular en Portugal, ni siquiera después de ganar la Eurocopa en 2016. El que no llegara a triunfar de manera rotunda entrenando a los tres grandes de Portugal es una etiqueta que le persigue demasiado. Así, por cada bache, por pequeño que sea, inmediatamente está en el disparadero. Y el batacazo de Braga dejará cicatrices. Lo tenía todo a favor en casa para redondear el pase a la Final Four y reforzar su posición. Pero nada más lejos de la realidad. Tiene un problema grave en el centro de la defensa. Al margen de Ruben Días, Pepe, con casi 40 años, y Danilo reconvertido, son sus opciones de valor. Hay exceso de centrocampista ofensivo de opciones de banda. Moutinho, Renato, Guedes… no estuvieron en esta última lista y además tuvo que lidiar con el caso Rafa Silva, al que llamó pero declinó asistir. La criba que tiene que hacer en la lista de 26 es importante. El momento de Cristiano, por su puesto, condiciona. ¿Es mejor o peor Portugal con él? El debate llena páginas y espacios deportivos. Ubicar, por ejemplo, a Bernardo Silva en una u otra posición depende de que CR7 ocupe el frente. Por fuera y en los laterales, andan sobrados.
Inglaterra: un galimatías para Southgate
Southgate tampoco tuvo un ‘break’ tranquilo. Su selección perdió la categoría en la Nations League, pero eso no fue lo peor. El técnico parece enfrentarse a un jeroglífico línea por línea con muchos y diversos asuntos pendientes. Ha tenido dos buenos exámenes ante Italia y Alemania con preocupantes resultados. El cauteloso Southgate sigue dando la impresión de jugar con el freno de mano echado. Hasta que su equipo no se ve por detrás, no libera su caudal de ataque. Quizá porque no confía en una defensa donde Maguire es un problema capital. Y no hay alternativas en las que confíe. Llama la atención que no haya probado con Tomori. Pero el centro es un problema. En el costado izquierdo Shaw no es primera opción en su equipo y Chilwell sale de una lesión. Ahí no tiene mucho donde buscar en la Premier, así que le queda la opción de hacer, como en el pasado, jugar a Trippier o a James a pierna cambiada. Además, el equipo sigue adoleciendo de un centrocampista de jerarquía que maneje el ritmo en los partidos de más alto nivel. Y arriba, Kane es un seguro, pero sin él, hay apagón. Southgate llamó a Toney y a Abraham en este parón, pero ninguno ha tenido minutos. Southgate le ha quitado hierro al descenso a la Liga B, pero seis partidos encadenados sin ganar atosigan la credibilidad del técnico en el peor momento.
Países Bajos: al coronel Van Gaal le sale todo
La selección naranja ha cuajado una excelente Nations League. Jugará la Final Four después de liderar su grupo sin conocer la derrota. Además, le ganó los dos partidos a Bélgica, el rival directo y la crítica es unánime sobre la mano de Van Gaal. 11 victorias y ni una sola derrota desde que el temperamental técnico volvió al banquillo de la selección. Ni siquiera la polémica de la portería, prescindiendo de Krul por negarse a entrenar los penaltis y la inclusión del veteranísimo Pasveer, debutante a sus 38 años le debilita. Van Gaal ha venido siendo claro y firme. Su equipo defiende bien a pesar de que ninguno de sus tres centrales de referencia está a su mejor nivel. Ni De Ligt ni De Vrij ni Virgil van Dijk están en su mejor momento. Van Gaal probó con Malacia como central izquierdo contra Bélgica. La eclosión de Gakpo (brillante contra Polonia) es una gran noticia para un ataque presenta una debilidad cuando se habla de un torneo a gran escala. Van Gaal puede acabar pagando el no contar en este momento con un nueve de área del más alto nivel. Además, el mes de parón por lesión de Memphis es un pequeño contratiempo.
Bélgica: pendiente de sus líderes
La selección de Roberto Martínez completó una correcta Nations League, donde quizá le sobró el exabrupto de la derrota de junio en casa contra Países Bajos. Un 1-4 excesivo del que se recompuso, pero que acabaría costándoles la Final Four. Bélgica viene siendo siempre candidata de la mano del eficiente técnico español. Le falta el último saltito, a menudo el más difícil. El país se ha visto sumergido en el debate de Hazard. Duele ver a su capitán a este nivel. Además, la lesión de Lukaku también genera incertidumbre. Si hace algunas semanas la preocupación de Roberto Martínez era ver como sus dos líderes reconducían su carrera en nuevos destinos (al final solamente Lukakui fue quien completó una mudanza), ahora es recuperar su mejor nivel. Por otro lado, se apunta a la defensa como una debilidad frecuente. Poco contundentes y, en general, algo lentos. Curioso que el zaguero más rápido, Denayer, haya estado, además, sin equipo. La De Bruynedependencia es otro factor a mejorar.
Croacia: la subcampeona del mundo es difícil de someter
El combinado de Dalic se llevó por delante a Francia en la Nations League. Se acabó jugando el pase frente con Dinamarca y consiguió meterse por primera vez en su historia. Los balcanicos son un diesel que no suele defraudar. Someterles es muy difícil, liderados por un Modric estelar. El eje está asegurado con el madridista, Kovacic y Brozovic, pero es que además asoma Majer, la nueva sensación. En la defensa, Erlic, Sutalo y Gvardiol han relevado a Lovren y Vida que aún están ahí para cuando haga falta oficio. El lateral zurdo está más que cubierto con Sosa y se nota cierta debilidad en el derecho. Perisic sigue siendo otro argumento de peso. Su lunar es la falta de un hombre de área de primerísimo nivel. Petković, Livaja, Budimir, Kramarić… podrían ser munición de poco calibre para perforar a las defensas más herméticas de un gran torneo.
Brasil: Neymar y Tite hacen fuerza contra los árbitros
La Brasil de Tite completó una fase de clasificación casi perfecta para el Mundial de Qatar. Lideró el grupo sudamericano con autoridad, sin perder ningún partido y con solamente cinco goles en contra. Dato este último que habla del equilibrio que se ha esforzado Tite en conseguir y que debería estar en cuestión por la nómina y el caudal de talento ofensivo que sigue la canarinha acumulando. Hay mucho y en gran momento para elegir. Ha finalizado su preparación con otros dos homenajes contra Ghana y frente a Túnez. Dos triunfos para seguir gustándose, tanto que se buscan motivaciones fuera para agitar algo o condicionar lo que viene. Neymar aprovecha para reivindicar el, a su juicio, dispar trato que recibe de los árbitros. Colecciona patadas, falta de protección y exceso de celo contra él. Eso argumenta. Ha recibido el apoyo de Tite en esta batalla. El 7 de noviembre dará una lista donde apenas habrá ya sorpresas. El bloque está hecho.
Argentina: ambiente de euforia en torno a la ‘Scaloneta’
Scaloni ha puesto de acuerdo a todos y todos le siguen. Sin excepción. El equipo está armado y embalado después de ganar la Copa de América. Messi es el termómetro y nunca antes pareció verle tan cómodo vistiendo de albiceleste. Scaloni tiene pocas dudas respecto al grupo. Quizá Enzo Fernández puede ser la única sorpresa de una lista donde parece haberse subido por derecho Julián Álvarez. Musso, Foyth y Palacios se quedaron fuera esta última vez por lesión. Hay quien alerta por el efecto 2002. Aquella vez, por plantel, momento y sensaciones, Argentina llegaba en la misma sintonía y se pegó uno de los mayores batacazos de su historia con Bielsa a los mandos. Están avisados. Pero el ambiente alrededor de la Scaloneta no puede ser mejor. Argentina no pierde un partido desde aquel 2-0 con Brasil en la Copa América de 2019. Falta por ver su respuesta en situaciones de tensión, como puede ser un gol en contra en un partido de la máxima exigencia. Últimamente tuvo partidos demasiado amables.