Eden Hazard quería minutos y los ha tenido en este parón de selecciones. “Quiero jugar y el problema es que en el Madrid no juego”, dijo tras la victoria de Bélgica ante Gales, en la que jugó algo más de una hora dejando muy poco que rescatar. Días después, en la derrota en Ámsterdam ante Holanda, repitió en el once y de nuevo volvió a pasar inadvertido, fallando una ocasión clara en los primeros minutos que pudo cambiar el guion del duelo. Lo más reseñable fueron las patadas que se llevó por parte de los jugadores holandeses; se retiró a la hora con dolor, aunque se trata de un simple golpe que no debe revestir gravedad.
Lo dicho: quería minutos y los tuvo, pero Hazard vuelve a dejar que el tren se le escape y traslada su momento de flaqueza desde el Real Madrid, donde ya sabe que a día de hoy no tiene opciones de entrar en el once, hasta Bélgica, el territorio que venía siendo su oasis particular. En la selección le miran con otros ojos, sólo así se explica lo que dijo Roberto Martínez tras el duelo contra Gales: “En cuanto a talento, he visto al mejor Eden Hazard de nuevo”.
Sin embargo, su falta de rendimiento también con los Diablos Rojos está empezando a abrir grietas en esa confianza ciega que recibe en Bélgica; nada como un Mundial a la vuelta de la esquina para que los méritos acumulados pierdan peso y lo único que cuente sea el aquí y ahora. En la derrota ante Holanda, Roberto Martínez se perdió el duelo por sanción y fue su segundo, Thierry Henry, el encargado de dirigir a Bélgica y de dar explicaciones posteriores. En rueda de prensa, mandó un mensaje que puede interpretarse como un dardo al Real Madrid o como un aviso para el propio Hazard de que, si no consigue jugar con más asiduidad, puede perder la silla en Bélgica: “En el caso de Eden hay que hacer de todo y a la vez no hacer nada. Hace tiempo que no juega con regularidad y necesitamos que llegue con las piernas frescas, con minutos acumulados. Pero no apunto a nadie…”. De paso, le dio un tirón de orejas a Eden por esa ocasión fallada: “Eden pudo marcar… Pero yo puedo decir que darle a esa bola, cuando viene así (un centro lateral y raso), no es tan fácil”.
Sea como fuere, la realidad es que el parón de selecciones se ha terminado para Hazard y ahora le toca volver a la cruda realidad, es decir, al Real Madrid, donde Ancelotti comenzó el curso considerándole el primer relevo de Benzema para luego quitarle ese título para dárselo a un Rodrygo que se ha mostrado más efectivo desempeñando ese rol.
Por la derecha, el propio Rodrygo y Valverde copan el puesto, con Asensio también aspirando a minutos; y en la izquierda, Vinicius es un torbellino que lo absorbe todo. La mejor baza de Hazard antes de Qatar es el calendario, que prevé 12 partidos en 38 días, prácticamente uno cada tres. Un panorama propicio para que Carletto deba tirar de él en algún momento; mientras, en Bélgica ya se preguntan si Hazard en el once sale a cuenta.
De vital a intrascendente
Como le ha sucedido a nivel de clubes, la historia de Hazard con su selección está claramente partida entre dos mitades: una antes de aquella entrada de su compatriota Meunier en un Madrid-PSG de Champions y otra después de ella. El pequeño extremo ha venido siempre siendo señalado como el más talentoso de una generación repleta de calidad natural: su propio hermano Thorgan, Courtois, De Bruyne, Carrasco, Mertens, Witsel, Tielemans, Lukaku… Pero, así como antes de aquella lesión en el tobillo derecho pocos le discutían el título de líder del ataque belga, ahora tampoco hay demasiados que no reconozcan que ese rol lo ostenta De Bruyne, que atraviesa su plenitud en el City de Pep.
Los números respaldan la teoría del bajón de Hazard, que ha recibido en Bélgica muchas más oportunidades que en Madrid, sobre todo desde que se marchó Zidane, su gran valedor. Antes de la lesión, marcó 32 goles y dio 33 asistencias en 7.629 minutos con los Diablos Rojos, participando en un gol cada 117 minutos; tras aquella entrada de Meunier, apenas ha hecho un gol y ha dado tres asistencias en 873 minutos, con una participación de gol cada 218′.
Además, esa patada llegó cuando mejor estaba Hazard, cuando más influía en el juego belga: en sus ocho partidos previos, había participado nada menos que en 12 goles (cinco marcados, siete asistidos). Con dos Eurocopas y dos Mundiales a su espalda (en Rusia 2018 fue Balón de Plata, sólo por detrás de Modric), Hazard mira Qatar 2022 como una oportunidad única para redimirse. Eso, claro, si logra mantenerse en el once.
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