Si te gusta tu camello, clónalo.

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Si vives en Emiratos Árabes seguro que ya has visto más de una vez un camello. Pero seguro que no has reparado si tenía el labio un tanto caído, si su expresión no era perfecta o si su carrera lo hacía único. Sin embargo, el negocio de las carreras de camellos mueve tanto dinero, y orgullo entre familias y castas, que todos los métodos para conseguir la victoria siempre se ven superados. Y lo mismo que ocurre en las carreras, se repite en los concursos de belleza. Si consigues aunar las dos facetas, el éxito está asegurado.

Objetivo: el camello perfecto

Al igual que ocurre en otras facetas, la tecnología de la clonación ha llegado para quedarse. Las últimas técnicas permiten a los clientes acaudalados reemplazar su mejor camello por otro idéntico o mejorado.

En el Centro de Reproducción Biotecnológica de Dubái, con vistas a los rascacielos de la capital de Emiratos Árabes Unidos, los científicos trabajan en sus microscopios mientras decenas de camellos clonados deambulan en el exterior.

“Tenemos tantos pedidos que no podemos mantener el ritmo”, declara el doctor Nisar Wani, director científico del centro.

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Su equipo trabaja día y noche para producir copias de las “reinas de la belleza” de los camellos. Apodados “barcos del desierto” en árabe, antaño usados para transportar mercancías por la península de Arabia, los camellos ocupan un puesto destacado en la tradición del Golfo.

La apariencia es lo que cuenta

“Este año llevamos 28 embarazos de camellos clonados, y el año anterior tuvimos 20”, asegura Wani con orgullo. Bajo su vigilancia nació en 2009 Injaz, el primer camello clonado del mundo. Doce años después, la mayoría de los clientes están dispuestos a desembolsar entre 200.000 y 400.000 dirhams (55.000-110.000 dólares) para hacerse con el competidor más hermoso en los concursos de belleza.

Ante las importantes sumas otorgadas al ganador, artimañas como inyectar bótox al animal no son extrañas en estas competiciones.

Aquí, cuenta sobre todo la apariencia, explica Saud Al-Otaibi, director de una casa de subasta de camellos en Kuwait.

El doctor Nisar Wani en su laboratorio de clonación de camellos en Dubái, el 4 de junio de 2021
El doctor Nisar Wani en su laboratorio de clonación de camellos en Dubái, el 4 de junio de 2021 Karim SAHIB AFP

“El precio de un camello se fija en función de su belleza, de su salud y de la raza”, afirma.

Algunos también recurren a la clonación para reproducir a los animales más rápidos en las carreras o a aquellos capaces de producir leche en grandes cantidades.

Un camello clonado puede producir 35 litros de leche por día, siete veces más que un camello ordinario, explica Wani.

Se trata de un producto muy popular en el Golfo, equiparable en los supermercados a la leche de vaca. Y en los restaurantes de lujo, es habitual invitar a un carpaccio de carne de camello.

Ovulación múltiple

La técnica de clonación consiste en recuperar el ADN de las células del animal e inserirlo en los óvulos de las camellas preñadas.

Esta práctica, frecuente en numerosos países, es criticada habitualmente por grupos de defensa de los derechos animales.

Ante el aumento de la demanda en los Emiratos Árabes, el único país del Golfo con clínicas dedicadas a ello, los científicos estudian técnicas para acelerar el proceso como la “ovulación múltiple”.

“Super estimulamos a las hembras campeonas y las acoplamos con machos campeones”, explica Wani.

“Recogemos los embriones de estas hembras después de siete u ocho días y los introducimos en madres sustitutas ordinarias (…) En vez de producir un bebé una vez al año, podemos producir muchos”, añade.

Camellos clonados en un cercado del Centro de Reproducción Biotecnológica de Dubái, el 4 de junio de 2021
Camellos clonados en un cercado del Centro de Reproducción Biotecnológica de Dubái, el 4 de junio de 2021 Karim SAHIB AFP

Una hembra de esta especie puede dar a luz a una o dos crías cada dos años.

Hay clientes con motivaciones más sentimentales, destaca Wani, como “resucitar” a un compañero muy querido.

El mismo científico entiende la situación. Si el nacimiento de Injaz constituyó el momento de mayor orgullo de su carrera, la muerte de la camella ha sido difícil de digerir.

“Ha muerto este año. Cuando llegamos por la mañana, su útero se había roto. Hicimos todo lo que pudimos para salvarla. Fue el momento más triste de mi carrera”, nos cuenta.


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